27 feb 2017

BT El Presagio de Horus: El color de las ideas







Ideas.

Esas compañeras que se acomodan a tu lado cuando te sientas en frente de un folio en blanco, un cuaderno, el ordenador. Pueden acudir todas seguidas a veces, en ocasiones se hacen más de rogar. En mi opinión, rara vez se manifiestan como llovidas del cielo. A las ideas les gusta que les prestes atención, que estés pendiente, que las mimes. Quieren que les dediques tu tiempo, que intentes averiguar de qué modo puedes optimizarlas. Creo que es entonces cuando aparecen. Son algo vanidosas, por eso esperan a tener tu atención y dedicación. Una vez te las ganas, se convierten en amigas fieles.

En mi caso, lo primero que hago es pensar sobre qué quiero escribir, qué elementos quiero que aparezcan en la historia que pretendo transmitir. Al principio solo es un esquema muy básico. Todavía no me ha pasado eso de tener todo el argumento antes de ponerme a crearlo. No sé si alguna vez será así. Esto es porque, cuando escribo, me gusta dejarme en manos de la propia historia. Es algo que me encanta experimentar. Cómo una idea se ha dibujado en mi mente y que, al llevarla al papel, cobra vida. Empieza como yo quiero, continúa como ella necesita. Llega un momento en el que parece que no soy quien guía el bolígrafo o las teclas, sino que las letras se van retroalimentando conforme avanzan las líneas. Me ha ocurrido varias veces que tenía pensado cómo hacer tal o cual escena y... sorpresa... la trama ha hallado otro camino diferente.

Lo mismo sucede con los personajes. Ellos son tú y tú eres ellos. No tienen por qué ser iguales a la persona que escribe, nunca lo son, pero sus almas contienen pedacitos de la tuya. Siempre he pensado que los personajes nos contienen, de algún modo u otro. En ellos plasmas lo que te gusta, lo que aborreces, lo que te gustaría ser, lo que no serías por nada del mundo, lo que te gustaría conseguir, lo que te gustaría superar, lo que has superado, lo que superarás, lo que buscas, lo que encuentras, lo que desechas, lo que abrazas. Todos tienen una función. Si a dos escritores les presentan un prototipo de personaje a crear, nunca saldrá igual. Porque son dos personas diferentes, con dos mentes diferentes, dos vidas diferentes y dos maneras diferentes de percibir la realidad. Y, si la historia es caprichosa a la hora de desarrollarse a sí misma, los personajes también tienen algo que opinar. Ha habido veces en las que tenía un destino pensado para algunos y ellos se han rebelado, cobrando otra importancia para la trama. Conforme vas bosquejando su personalidad, ellos aprenden a decidir por sí mismos, a comportarse, a actuar, a pensar. A vivir.

No suelo anotar las ideas que surgen. Las voy almacenando en la mente en forma de secuencia ordenada. Podría decirse que veo esas escenas como imágenes, por lo que es fácil que capte los detalles de forma visual. Es con lo que me quedo. Sí apunto nombres, detalles necesarios para no caer en la incongruencia, descripciones básicas de personajes (sobre todo cuando creo varios a la vez) y otros aspectos importantes que es primordial que no olvide. Lo demás se encuentra en la nube, y de ahí voy descargando los datos a medida que voy escribiendo.

Algo esencial es la música. Es uno de los recursos más valiosos que podemos emplear a la hora de escribir. La música tiene la particularidad especial de facilitar la conexión de las palabras con las emociones. Creo que un requisito indispensable para que cualquier escritor transmita sentimientos es sentirlos él mismo. Si no se emociona con lo que escribe, es complicado que emocione a los demás. Es fundamental que el lector conecte con la historia para que acompañe a los personajes en sus aventuras, alegrías y sufrimientos. Me gusta creer que, aunque solo sea un poco, quienes me leen se trasladan al interior de las páginas y ven todo lo que yo veo, lo que los protagonistas ven. Es bonito pensar que puedes ofrecer la oportunidad de viajar desde el sofá de casa, el asiento del metro, el banco del parque... Es por esto que la música y yo hemos hecho un pacto: yo dejo que sus notas fluyan libres y ella me permite materializar las emociones. Al menos lo intento.

En definitiva, la inspiración se encuentra cuando se busca. A veces aun sin saber que la estás buscando. Las ideas pueden surgir de lo más inesperado, en los rincones más iluminados o en los más oscuros. En la cotidianidad o en lo peculiar. Se encontrarán en aquel lugar que conecta con lo que queremos expresar, aunque sea de forma inconsciente. Buscamos pintar nuestro mundo interior con la paleta más adecuada a la hora de hacerlo tangible. La inspiración es, al fin y al cabo, encontrar los mejores colores para nuestras ideas.


Beatriz G. López

8 comentarios:

  1. ❤Me encanta lo que escribes, la insiración se encuentra cuando la buscas, ainss adoro eso, gracias por tan bellas palabras, besitosss

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  2. Hola Carla. Que linda entrada 😃

    🌹

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  3. Hola! Estoy de acuerdo en todo lo que dices. Cualquier elemento que nos rodea nos sirve de inspiración y se acabará reflejando en lo que escribimos.
    Un besito :))

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  4. Hola chicas 💟💟
    No sé si os habéis dado cuenta pero la entrada la escribió Beatriz, la autora de El Presagio de Horus. Yo solo la publiqué y le puse color 🙉
    Es una reflexión muy bonita y fantástica, me encanta.

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  5. ¡Hola guapa!
    Ha sido un placer poder hacer este texto para ti en base al tema que me propusiste. Estoy muy contenta de que te haya gustado, de verdad. Creo que te ha quedado una presentación muy bonita con las fotos que has elegido y los colores de algunas líneas.
    ¡Muchas gracias por participar en el Booktour!
    Un besazo.

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    1. El placer es mío de tener este texto en mi blog tan bonito y precioso ❤❤❤

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  6. Me encanta!! Fantástica idea que Beatriz hiciera está entrada.
    Un besito a ambas!!!

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